El viaje hacia la salud mental es un recorrido profundamente personal y a menudo desafiante debido a que puede estar repleto de obstáculos y giros inesperados, para nosotros en este camino hay dos pilares fundamentales: la motivación y el compromiso. Son estos dos elementos los que nos guían hacia una vida más saludable y significativa.

Motivación: La chispa inicial

La motivación es la fuerza propulsora que nos lleva a buscar cambios y mejoras en nuestra salud mental. Es ese impulso inicial que nos inspira a tomar medidas hacia una vida más equilibrada y significativa para nosotros. Sin embargo, es importante comprender que la motivación no siempre es constante ni abundante. Puede fluctuar a lo largo del tiempo y tambalear en momentos de dificultad.

Y es que, por lo general, las personas no actuamos hasta que sentimos una fuerza interior o inclinación para realizar algo concreto. Cuando podemos elegir libremente las actividades para llevar a cabo en vacaciones, por ejemplo, elegimos ir al cine, a comprar, a la piscina, simplemente porque nos apetece, la motivación va de dentro a fuera, lo que llamamos motivación intrínseca. Sin embargo, en nuestro día a día tenemos actividades para las que no tenemos opción de elegir, como ir a trabajar, limpiar la casa, ir a hacer la compra y no nos solemos plantear esto en nuestro día a día, lo hacemos sin más, casi sin pensar.

Sin embargo, imagínate que te levantas cansado, con dolor de cabeza, hace mucho frío y es un día gris y lluvioso, de esos en los que preferirías quedarte en casa sin hacer mucho más…puede incluso que no te sientas motivado para vestirte e ir a trabajar, pero una vez allí, probablemente encuentres la sensación que te genere interés y harás las tareas que correspondan, o bien, irás al gimnasio a pesar de no tener ganas y sentir que el cuerpo te pesa, pero cuando termine el entrenamiento te sentirás en calma, puede que incluso hayas conseguido desconectar de tus preocupaciones para conectar con el momento presente. Esto significa ponerse en marcha de fuera a dentro, lo que llamamos motivación extrínseca, uno se adentra en una actividad, aunque tampoco le apetezca en ese momento y quizás aparezcan emociones agradables y estaré siguiendo el camino que mis objetivos personales marcan.

Y claro, actuar con la motivación intrínseca es lo ideal y funciona muy bien en muchas situaciones, pero no siempre es efectivo porque cuando me siento con un estado de ánimo más deprimido, resulta más tedioso buscar esa motivación que viene de dentro. Por lo que es importante en ocasiones actuar de fuera a dentro, cuando no encuentro la motivación intrínseca, y siguiendo un objetivo y un plan, no un estado anímico, por ello, los horarios y actividades que planteamos en la casa de campo.

Por lo tanto, una parte esencial en el tratamiento es actuar incluso cuando el ánimo y la motivación sean bajos, en vez de esperar a que mi estado de ánimo mejore para comenzar la actividad. Y para comenzar el cambio, será más fácil si comenzamos desde algo más pequeño, si descomponemos la conducta que nos gustaría poder realizar en otras conductas más sencillas, ya que fijar objetivos nos ayuda a darle una dirección a nuestra vida y le confiere significado.

Compromiso: Perseverancia.

La motivación es el primer paso, pero es el compromiso lo que hace que esta motivación perdure en el tiempo. Este compromiso no es pasivo; debe ser activo y sostenido a lo largo de todo el proceso de recuperación, incluso cuando nos encontramos con obstáculos aparentemente insuperables. Este compromiso debe centrarse en nosotros mismos, en nuestro bienestar y en nuestro futuro.

La evidencia científica respalda la importancia del compromiso en la recuperación en salud mental. Un estudio publicado en «Psychiatric Services» (2020) encontró que las personas que se comprometieron activamente en la búsqueda de apoyo, en la adquisición de nuevas habilidades y en la adaptación a circunstancias cambiantes tuvieron tasas más altas de recuperación durante su proceso.

Sin motivación ni compromiso, no hay cambio.

Es crucial comprender que, sin la motivación y el compromiso por parte de quienes buscan apoyo, la capacidad de los profesionales de la salud mental para ayudar y atender sus necesidades se ve limitada. Estos dos pilares son los motores que impulsan el cambio y la recuperación. La motivación nos impulsa a dar el primer paso, y el compromiso nos sostiene durante el largo trayecto.

En resumen, la recuperación en salud mental no es un camino fácil, pero la motivación y el compromiso son las herramientas esenciales que nos permiten avanzar incluso cuando las circunstancias se tornan desafiantes.

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